lunes, 15 de junio de 2009

El abandono de las musas

Hace noches
que las musas no han traido
sus velos, ni vestidos
su arpa ya no se percibe
ni a lo lejos
sus melodiosas voces
se limitan al silencio
Mientras cada noche
en vano,
tomo mi lapiz y papel
y espero
con las fauses abiertas
recibir su fruta madura y jugosa,
queriendo recibir sus cantos endiosados.
Las espero
deseando atisbar
su fina y blanca piel
entreabrir la oscuridad infinita
de la bóveda nocturna.
Oh, amadas musas
sus rostros y sus cantos
envuelven y elevan las noches
irascibles e indomables
donde el sueño se resiste
como un potro al cual
nunca se ha montado.
Oh amadas musas
¿Por qué se ausentan
y me abandonan
en los restos de mi vida
sin timón, ni brújulas o astrolabios.
Exhalen su último
hálito perfumado
Cubran mi cuerpo
con sus ojos
al menos, para morir
bajo el cálido alero
de su divina inspiración.

3 comentarios:

galatea dijo...

Uno quisiera andar siempre en una nube de inspiración, pero la vida real te aleja con cada semáforo y bocinaso.
Cariños.

Camila Rivera dijo...

Un abrazo para tí también

D. dijo...

"Cubran mi cuerpo
con sus ojos
al menos, para morir
bajo el cálido alero
de su divina inspiración."

Que bello final...
Por suerte en estas últimas noches las musas se han acordado de mi y me han visitado.